Creo
y quiero creer que cuando una persona hace
daño a otra, sus actos no son guiados
por la maldad, simplemente, son guiados por
la ignorancia.
Creo
y quiero creer, que no existen personas
buenas o malas, sólo seres que tienen
conocimiento o seres que viven en la ignorancia.
Que esas personas (para mi) mal llamadas malas, a veces se encuentran en situaciones de la vida que no tienen el conocimiento necesario para actuar de acuerdo a las leyes de la vida o las leyes de la madre tierra o las leyes del alma, pero no lo realizan por el simple hecho de la maldad (aunque aparentemente si parece, pero si profundizamos nos daremos cuenta que simplemente es la ignorancia la que le guía a realizarlo.
Que esas personas (para mi) mal llamadas malas, a veces se encuentran en situaciones de la vida que no tienen el conocimiento necesario para actuar de acuerdo a las leyes de la vida o las leyes de la madre tierra o las leyes del alma, pero no lo realizan por el simple hecho de la maldad (aunque aparentemente si parece, pero si profundizamos nos daremos cuenta que simplemente es la ignorancia la que le guía a realizarlo.
Además
añadiría que cuando una persona
nos hace mal, es la vida que le guía
para que aprendamos eso que nos falta aprender
para evolucionar, difícil papel el que le
toca realizar, ayudándonos a cumplir
con nuestro destino o "karma".
Había
un poeta que decía (no recuerdo quien,
ni recuerdo bien su poesía.)
Deseo paz a los hombres de mal, Paz a los que promueven la guerra, Paz para los que matan etc...
Deseo paz a los hombres de mal, Paz a los que promueven la guerra, Paz para los que matan etc...
Porque los hombres de bien ya viven en paz con ellos mismos y con los demás.
También
hay un cuento bello que decía así:
Erase una vez un pequeño ángel que vivía en el cielo. El sabía que era Dios, sabía que era la luz y sabía que lo único que existía era el Amor. Un día estaba caminando por el cielo y escuchó otros angelitos hablando sobre el dolor y el miedo. Les preguntó: "¿Qué es eso llamado dolor? nadie podría hacerme daño pues yo soy Dios, yo soy la luz. Y ¿qué es eso llamado miedo? ¿a que podría yo temerle si lo único que existe es el Amor?".
Erase una vez un pequeño ángel que vivía en el cielo. El sabía que era Dios, sabía que era la luz y sabía que lo único que existía era el Amor. Un día estaba caminando por el cielo y escuchó otros angelitos hablando sobre el dolor y el miedo. Les preguntó: "¿Qué es eso llamado dolor? nadie podría hacerme daño pues yo soy Dios, yo soy la luz. Y ¿qué es eso llamado miedo? ¿a que podría yo temerle si lo único que existe es el Amor?".
Lo
otros angelitos le dijeron: "Si, si,
lo sabemos, lo sabemos, es un juego."
El angelito exclamó dando brincos
de emoción: "¿Un Juego?
¡Me encantan los juegos! quiero jugar,
quiero jugar". Los otros ángeles
respondieron: "Espera un minuto, no
es tan fácil. Primero, tienes que
bajar a la tierra y tienes que encontrar
alguien que quiera jugar contigo, alguien
que quiera herirte y asustarte profundamente".
El angelito dijo: "¡Uy, qué
maravilla! ¿quién quiere jugar
conmigo y herirme intensamente y asustarme
mucho? ¿Quién me ama tanto?"
Otro angelito se acerco y dijo: "Yo
juego contigo". Y el pequeño
ángel preguntó "¿De
veras? ¿prometes herirme mucho y
asustarme mucho? ¿Tanto me amas?"
El ángel le contestó: "Si,
te lo prometo, pero tú también
tienes que prometerme algo, prometerme que
te vas acordar de que esto es sólo
un juego”.
¿Recuerdas
de esta conversación? ¿No?
¡Pero tú lo prometiste!
¡
ES SOLO UN JUEGO !
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Cuando
hablo de conocimiento no hablo de conocimientos
materiales ya que puede que un analfabeto
tenga más conocimiento que un letrado.
La comprensión real de este escrito, borra el rencor hacia esas personas, igual que las olas del mar, borran los escritos en la arena.
Fuente: Nieves Sainz- Maza -
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